6 recomendaciones para mejorar tu postura y aliviar el dolor de espalda

6 recomendaciones para mejorar tu postura y aliviar el dolor de espalda

Puede indicar que el estrés te sobrepasa, ser síntoma de una enfermedad congénita o producto de un gesto desafortunado. Las causas del dolor de espalda son dispares, pero se sabe que la lumbalgia guarda una gran relación con el estilo de vida: en el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad y las malas posturas puede encontrarse su origen. Asimismo, son condiciones muy proclives para que un malestar en las lumbares se convierta en un problema que puede acompañarte de por vida.

Cuando se experimenta durante más de tres meses, un dolor agudo en la zona lumbar pasa a ser una molestia con la que se tendrá que aprender a convivir. La lumbalgia encabeza los problemas de salud crónicos en España –afecta a un 18,6% de la población, según el informe anual del Ministerio de Sanidad publicado en 2015–.

El origen del dolor

Un sobreesfuerzo, una contractura en la zona o patologías subyacentes como la artrosis pueden producir el denominado dolor de espalda de origen mecánico: “Se puede tratar de forma puntual con analgésicos como el paracetamol, pero hay que acudir al reumatólogo o al médico de cabecera si provoca síntomas como fiebre, molestias al orinar, debilidad muscular o pérdida de peso”, señala Montserrat Romera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER). Por otro lado, el dolor inflamatorio “puede darse en gente joven y normalmente se produce cuando hay una enfermedad inflamatoria de base, como la espondilitis anquilosante”.

Mejor calmarlo sin ibuprofeno

Si sufres de dolores de espalda y recurres al ibuprofeno para aliviarlos debes conocer las consecuencias asociadas a su consumo: uno de los últimos estudios acerca de este medicamento, publicado por la revista British Medical Journal en 2016, subraya que está ligado a un mayor riesgo de sufrir problemas de corazón, después de analizar una muestra de diez millones de personas. A la larga puede provocar problemas de estómago como la gastritis y, además, sube la tensión arterial, por lo que puede ser perjudicial en casos de hipertensión. La doctora Montserrat Romera defiende “evitar los antiinflamatorios y consultar al reumatólogo antes de automedicarse”.

El tratamiento, en tu mano

“Para mejorar su situación, el paciente debe entender que tiene que participar activamente sobre todo haciendo ejercicio y, si tiene obesidad, siguiendo una dieta para adelgazar”, explica Carme Busquets, coordinadora y responsable de la Clínica del Dolor del Hospital Clínic de Barcelona.

Los expertos lo tienen claro, el mejor deporte es el que más motive al paciente. No obstante, esto tiene algunas excepciones. Los deportes que implican correr, como jugar a pádel o el running, son los menos indicados para la espalda, ya que el impacto del cuerpo contra el suelo que se produce al practicarlos puede dañar la columna vertebral si la musculatura de la espalda está poco desarrollada.

Ejercicios contra el dolor

Fortalecer la musculatura, un paso ineludible. La recompensa de practicar ejercicio es la que busca todo aquel aquejado por el dolor lumbar: el malestar irá a la baja. Aparte de las archiconocidas bondades de la natación, estos deportes te ayudarán a fortalecer los grupos musculares de la espalda y favorecer una buena postura.

1. Yoga: te ayuda en el plano físico y emocional, pero además, una de las cualidades destacadas de esta disciplina es estirar todo el cuerpo y descongestionar la musculatura. Prueba a realizar posturas de iniciación como gato-vaca o una simple meditación para iniciarte.

2. Aquagym: es una buena opción para hacer frente a la osteoporosis y te ayudará a tonificar todo tu cuerpo a la vez que te mueves bajo el agua al son de hits de la radiofórmula.

3. Pilates: un revulsivo contra las figuras desgarbadas, con el que trabajarás también el suelo pélvico mediante ejercicios como los hipopresivos. La sirena es una de las posturas de esta disciplina que contribuirá a que el malestar en la zona lumbar vaya amainando.

Medidas en el trabajo y en casa. Revisa tus hábitos cuando estás inmersa en las obligaciones laborales y domésticas para cuidar la postura y dar la espalda al sedentarismo.

1. Labores del hogar. Tanto si vives en familia y os dividís el trabajo –ojala así sea– como si vives sola, toma nota de no pasar demasiado tiempo en la misma postura en tareas como cocinar o planchar. Al agacharte, lo correcto para no dañar la espalda es hacerlo flexionando las rodillas y manteniendo el tronco erguido. Trucos como mantener la tabla de planchar a la altura de tu ombligo te ayudarán a que el dolor se disipe.

2. Menos ‘calentar’ la silla en el trabajo. Aparte de disponer de una silla ergonómica –algo que debe cumplir la empresa por norma–, tienes que asegurarte de que la zona baja de la espalda esté bien recostada en el respaldo para así enderezar la columna vertebral. No se trata de mantenerte tiesa como un palo, si no de no extender ni flexionar demasiado la zona. Recuerda también que cada una o dos horas hay que levantarse y moverse un poco para evitar contracturas y dolor.

3. Mal dormir en posición fetal. A ti te resulta de lo más cómodo dormir en posición fetal, pero el caso es que hay algo que estás haciendo regular: cuando duermes así, tus piernas están juntas, una recostada sobre la otra en una posición que no es natural –al estar de pie, mantenemos una distancia entre ellas de aproximadamente un palmo–. De esta forma se produce una rotación a nivel lumbar que, mantenida durante 3, 4 o 5 horas, sobrecarga la zona generando ese dolor de espalda.

FUENTE: www.objetivobienestar.com